Iniciando en la casa natal de Marcel Pagnol, un circuito a pie balizado te llevará por las calles del centro histórico de Aubagne, donde descubrirás el patrimonio y la historia de esta ciudad milenaria.

Iniciando en la casa natal de Marcel Pagnol, un circuito a pie balizado te llevará por las calles del centro histórico de Aubagne, donde descubrirás el patrimonio y la historia de esta ciudad milenaria.
El siglo XIV fue un siglo de muchas construcciones. El año 1300 marcó la autonomía administrativa de Aubagne. Su señor, Bertrand II de los Baux, concedió finalmente a la comunidad las franquicias que ésta llevaba mucho tiempo pidiendo en vano.
Tal emancipación tuvo lugar en muchos pueblos de Provenza, una región relativamente próspera a principios del siglo XIV. Las guerras civiles y las epidemias de peste pusieron un fin abrupto al auge económico. La muerte del Conde Robert de Anjou en 1343 sumergió a la Provenza en una grave crisis de sucesión. Los problemas de la Reina Juana de Nápoles, que no lograba imponerse como heredera al trono, condujeron las ciudades provenzales a la guerra civil: Aubagne no se salvó de este triste destino.
La ciudad fue asaltada en repetidas ocasiones en 1357. Víctima de la guerra entre su señor Raymond II de los Baux y la Reina Juana, fue saqueada y su castillo fue incendiado y luego devuelto a Raymond por la Reina en 1363. El señor emprendió desde entonces la construcción de las fortificaciones, cuyo vestigio más notable es la puerta Gachiou (del provenzal “agacho” que significa “puesto de observación”). También llamada Puerta Real, era la entrada principal de la ciudad junto con la puerta Saint-Michel. Un puente levadizo permitía pasar sobre la fosa que rodeaba la muralla. El rastrillo que protegía la puerta también se llamaba sarracena, como lo recuerda el nombre de esta placita.
Las fortificaciones se terminaron hacia 1374. Entre la puerta Saint-Michel y la puerta Gachiou, las murallas pasaban por la calle de la Torre abajo del castillo, y seguían a lo largo de la calle Gachiou y de la calle de Guin hasta la Montée de la Dîme (subida del Diezmo) donde alcanzaban la torre de Clastre y el camino de Entrecasteau.
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