Iniciando en la casa natal de Marcel Pagnol, un circuito a pie balizado te llevará por las calles del centro histórico de Aubagne, donde descubrirás el patrimonio y la historia de esta ciudad milenaria.

Iniciando en la casa natal de Marcel Pagnol, un circuito a pie balizado te llevará por las calles del centro histórico de Aubagne, donde descubrirás el patrimonio y la historia de esta ciudad milenaria.
La iglesia parroquial de Aubagne, cuya advocación aparece por primera vez en textos de 1261, fue construida en el siglo XI y luego ampliada en los siglos XIV y XVII. Sin embargo, la fachada quedó inacabada, con mampuesto bruto. Varios proyectos fueron estudiados entre 1851 y 1853, ya sea para edificar un peristilo neoclásico o un portón monumental dórico. Pero fue hasta 1900 cuando el arquitecto marsellés Louis Bérengier finalmente construyó la fachada que se le conoce hoy en día.
Acabada el 25 de diciembre, fue realizada con cemento de La Valentine y financiada por donaciones y subsidios municipales. En la fachada muy depurada, destacan dos imponentes contrafuertes. Bandas lombardas estilizadas (inspiradas de la tradición románica) adornan el frontón y unos roleos interrumpidos por una cruz decoran el dintel de la puerta. Un óculo, única fuente de luz para la tribuna, remata la parte superior del recinto.
Adentro, la sencillez domina, lo cual permite recalcar la calidad del mobiliario, en su mayoría inscrito en la lista de Monumentos Históricos: boiseries, esculturas, pinturas (siglos XVI hasta XVIII), órgano, relicario, altar… El elemento más destacado es la estatua de mármol de Notre-Dame d’Espérance (s.XVII). Anteriormente situada en el convento de los observantes, fue atribuida al escultor genovés Leonardo Mirano (nacido en 1577), que también realizó la estatua de Notre-Dame des Grâces conservada desde 1799 en la catedral Saint-Trophime de Arles. Probablemente fue traída por los observantes cuyo convento fue fundado bajo el título de Notre-Dame d’Espérance en 1613. Durante la Revolución Francesa, fue rescatada de los saqueos por los habitantes de Aubagne, quienes la escondieron en sus casas durante varias décadas.
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