Iniciando en la casa natal de Marcel Pagnol, un circuito a pie balizado te llevará por las calles del centro histórico de Aubagne, donde descubrirás el patrimonio y la historia de esta ciudad milenaria.

Iniciando en la casa natal de Marcel Pagnol, un circuito a pie balizado te llevará por las calles del centro histórico de Aubagne, donde descubrirás el patrimonio y la historia de esta ciudad milenaria.
Bajo las ventanas del presbiterio, las troneras nos indican que estamos en presencia de las murallas de la ciudad medieval. En el siglo XI, la inseguridad obligó a la población a agruparse en las ciudades : este movimiento se llama incastellamento.
En aquel entonces, Aubagne era sólo un “castrum”, es decir un recinto fortificado en el cual el castillo y la iglesia garantizan la seguridad de la población. La primera mención del castrum se remonta a 1064, pero el primer documento que lo describió fue un acta de separación del vizcondado de Marsella.
El castillo es descrito como una vivienda aristocrática fortificada, rodeada por una muralla y compuesta de varios edificios, de una torre, una cocina y un patio, así como un jardín contiguo. Podemos completar esta primera descripción con las conclusiones de las excavaciones llevadas a cabo en 1989. Una parte de la muralla del castillo y una zona funeraria entre éste y la iglesia fueron descubiertas. Esta cortina que mide 1,65 m de ancho, se conservó sobre 2 metros de alto y 40 metros de largo. Presentaba un aparejo regular con mampuesto escuadrado de piedra fría, así como los que aún se pueden ver en la parte inferior de la fortificaciones de la ciudad. El castillo ocupaba unos 2700 m², una superficie comparable con la del castillo de Rougiers. En las zonas excavadas, el material arqueológico descubierto permitió ubicar la ocupación de este sitio entre los siglos XI y XIII.
La puerta Saint-Michel era una de las principales puertas que permitían entrar a la ciudad medieval desde el norte. Fue exactamente esa puerta que el rey Francisco I cruzó en 1533 cuando visitó Aubagne para preparar la boda de su hijo, el futuro rey Enrique II, con Catalina de Médici, en Marsella.
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